Cómo hacer un remix (paso a paso)

Qué es un remix (un poco de contexto)
Un remix es básicamente una reinterpretación de una canción que ya existe. Con los elementos de este track original, el productor los reorganiza y modifica para crear su propia versión. A diferencia de un cover, donde se graba de nuevo la canción, el remix suele trabajar con las pistas originales (voces, batería, instrumentos…) para ofrecer una experiencia sonora distinta (cambiando el género, acelerando el tempo, haciendo su sonido más electrónico, etc). También es necesario distinguir el remix de un mashup. Este último combina dos canciones distintas en una misma mezcla.
Trabajar sobre el material de una canción que ya existe permite centrarse en tu creatividad sin tener que grabar todo desde cero. Es una buena forma de que muchos DJs y productores comiencen remezclando canciones para practicar la estructuración de un tema, el uso de efectos, transiciones entre secciones, etc. También es una vía para experimentar con géneros musicales y reinterpretar canciones convirtiéndolas a géneros que no tienen ningún tipo de relación entre sí, por ejemplo.
Los remixes han tenido un papel importante en la industria musical. Dan una nueva vida a canciones que han perdido popularidad, ayudan a un artista a llegar a públicos distintos e incluso pueden llegar a viralizarse en redes. En este artículo abarcaremos su paso a paso básico para que tengas claro cómo llevarlos a cabo.

Elección de la canción y obtención de stems
El primer paso para hacer un buen remix es elegir la canción adecuada, ya que no todas son susceptibles de terminar siéndolo. Lo ideal es que tengan un gancho reconocible, partes vocales interesantes y, sobre todo, potencial para la “transformación”. También es necesario tener claro tu público objetivo para decidir el género, el tempo y el tipo de arreglos que vas a llevar a cabo.
El siguiente paso es conseguir los stems, es decir, las pistas separadas de la canción original. En décadas pasadas, la forma más habitual era conseguir el material original directamente de los sellos. A día de hoy, existen muchas herramientas de inteligencia artificial que permiten separar pistas y extraer eficazmente voces, batería, bajo y otros elementos. Si el remix es para uso personal, usando IA tienes más que suficiente, pero si la idea es publicarlo, sigue siendo recomendable trabajar con material oficial para evitar reclamaciones.
Es fundamental que entiendas las implicaciones legales que implica usar material de otros artistas. Algunos remixes se publican de forma gratuita como contenido promocional, pero si pretendes monetizar o distribuir en plataformas digitales, necesitas permiso del titular de los derechos. Si pasas esto por alto, prepárate para bloqueos en redes sociales y reclamaciones de copyright.
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Análisis de la canción original y preparación de tu proyecto
Un proyecto limpio y bien preparado hará que el proceso creativo sea mucho más fluido y te concentres en la parte artística en lugar de en la técnica. Aunque “cada maestrillo tiene su librillo”, hay unos pasos generales que te ayudarán en tu flujo de trabajo para crear tu remix.
- Prepara correctamente los archivos y tu proyecto: Es recomendable guardar todos los archivos que usarás (stems, samples…) en una carpeta, bien ordenados. Mantener una buena organización siempre evita errores y, sobre todo, que pierdas innecesariamente el tiempo.
- Configura el proyecto en tu DAW (Ableton Live, FL Studio, Logic Pro…): Configura la frecuencia de muestreo y resolución adecuadas. Asegura siempre que trabajas a la máxima calidad posible (dentro de tus posibilidades).
- Analiza la canción original: Determina su BPM (con un analizador o ajustando el tempo manualmente) y detecta la tonalidad para asegurarte de que todo lo nuevo que añadas está en la misma escala (o en una que funcione armónicamente).
- Mapea la estructura de la canción original (intro, verso, estribillo, puente, drop): Te permitirá decidir qué secciones mantener, cuáles eliminar y dónde vas a introducir tus propias aportaciones.
- Importa los stems en el DAW y alinéalos en el timeline: Marca puntos de referencia en los compases importantes y, si es necesario, ajusta con warp o time-stretch para que todas las pistas queden perfectamente sincronizadas.

Transformación de la estructura y adición de elementos propios
Un remix no tiene por qué respetar la estructura de la canción original. Puedes acortar la intro para que la canción llegue antes al estribillo, crear un breakdown atmosférico en la mitad del tema o duplicar el drop para aportar más impacto al track. Reorganizar las secciones sorprenderá a tu oyente y mantendrá su atención.
En el momento de añadir tus propios elementos, puedes incorporar nuevas percusiones que añadan dinamismo y energía, un bajo que marque la diferencia o capas de sintes para dar profundidad. Si produces música electrónica, es el momento perfecto para incluir un build-up para generar tensión para anticipar el drop. También se suele jugar con efectos de reverbs largas, delays rítmicos y filtros para crear transiciones.
Lo más difícil a la hora llevar a cabo un remix es imprimir tu “huella”. El oyente tiene que lograr identificar la canción original, pero tú debes aportar identidad al track. El secreto es tener un buen balance entre respetar la esencia de la canción original y hacerla finalmente tuya. El remix no tiene que ser solo una versión alternativa de la pista original, sino una interpretación creativa que puede llegar a superarla en popularidad.

Mezcla y masterización del remix
Una vez que ya tienes la estructura y los elementos nuevos integrados, llega el momento de la mezcla.
- Volúmenes: Evita que ninguna pista sobresalga de forma molesta.
- EQ: para dar espacio a cada instrumento en el espectro de frecuencias: puedes recortar graves en elementos que no los necesiten y atenuar frecuencias medias que chocan con la voz.
- Compresión: Es fundamental para controlar picos y conseguir que la mezcla suene consistente. En música electrónica suele usarse compresión sidechain para que los bajos o sintes bajen de volumen cada vez que entra el bombo, aportando un efecto de bombeo que da movimiento y energía)
- Automatización: Aporta dinamismo mediante filtros, reverbs y delays a las transiciones entre secciones. El objetivo es que el oyente sienta que la canción avanza y no se vuelve monótona.
- Masterización: Ajusta la mezcla para que tenga el volumen adecuado sin distorsionar, aplica un limitador para maximizar la sonoridad de la canción y comprueba que suene bien en diferentes sistemas de escucha (auriculares, altavoces de estudio, equipos pequeños…). Esto asegura que tu remix suene competitivo cuando se reproduzca junto a otros temas en clubs, radios o plataformas de streaming.
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Publicación, promoción y aspectos legales
Cuando hemos terminado el remix y hemos obtenido el sonido profesional que estamos buscando, el siguiente paso es su publicación. Si es un remix oficial tendrás que seguir las indicaciones que te han dado desde el sello. Si es un remix no oficial, puedes subirlo a SoundCloud o YouTube como descarga gratuita, especificando que es un bootleg. Para plataformas de streaming como Spotify o Apple Music necesitarás autorización de los titulares de los derechos, de lo contrario tu lanzamiento seguramente será bloqueado.
La promoción es clave para que tu remix tenga el mayor alcance posible. Puedes compartirlo en redes, crear vídeos cortos para TikTok e Instagram Reels y envíalo a DJs que puedan pincharlo en sus sesiones. Cuanto más ruido generes, más posibilidades tendrás de ganar visibilidad, incluso si no es un remix oficial.
Por último, recuerda que los aspectos legales son importantes. Asegúrate de dar crédito al artista original y, sobre todo, de respetar las licencias. Si el remix es oficial, revisa bien el contrato que vayas a firmar ara tener claro si vas a poder monetizar o no tu trabajo. Es recomendable evitar siempre problemas de copyright y que tu figura como productor musical dentro de la industria se mantenga seria y profesional.